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Supported by the USC Annenberg Center for Health Journalism, KCBX's Rachel Showalter uses in-depth feature reporting to tell stories about the communities impacted by air pollution on the Nipomo Mesa in San Luis Obispo County.

Nubes de crisis: Cómo respirar polución afecta a las comunidades marginales en Nipomo Mesa

Maria (left) and Soledad (right) live and work on the Nipomo Mesa. Maria has asthma and Soledad experiences symptoms of breathing in air pollution.
Rachel Showalter
Maria (left) and Soledad (right) live and work on the Nipomo Mesa. Maria has asthma and Soledad experiences symptoms of breathing in air pollution.

Desde hace años, los funcionarios de Salud Pública saben que la calidad del aire en Nipomo Mesa, condado de San Luis Obispo, es mala. Puede causar serios problemas de salud a la gente en el área, especialmente la gente de color y la de bajos ingresos.

María, cuyo apellido omitimos por privacidad dada la sensibilidad de este asunto, ha vivido en Oceano durante 25 años.

Está casada, tiene cuatro hijos — y tiene asma. Usa un inhalador varias veces al día. “Hace dos años no lo usaba mucho, pero ahora lo uso más frecuentemente,” dice María. No siempre ha tenido este problema, pero con el paso de los años, ha empeorado.

Ella es una de los miles de residentes que viven y trabajan en Oceano y Nipomo que sufren los efectos negativos para la salud que provoca la contaminación del aire. Parte de esa contaminación proviene de las emisiones a la atmósfera y del humo de los incendios forestales.

Pero muchas de las partículas que la gente respira todos los días en ese área proviene del polvo y la arena que se vuela de las dunas en Oceano. El San Luis Obispo County Air Pollution Control District (El Distrito de Contaminación Aérea del Condado de San Luis Obispo, o APCD) ha estudiado extensamente los niveles de contaminación en la zona sur del Condado y a menudo emite “Better Breather Alerts” (Alertas para Respirar Mejor) que avisan a los residentes los días en los que hay más partículas en el aire.

Randol White - KCBX News

“Ahora hace más viento. Y siempre ha habido viento, pero nunca así,” dice María.

María tiene razón en que ha habido más viento recientemente. Ella piensa que el exceso de viento puede haber estado levantando más arena de lo normal y afectando su respiración. Meghan Field, que trabaja en el APCD del condado de San Luis Obispo, dice que la agencia ha estado notificando a sus residentes sobre los días durante el año en los que había más partículas de lo normal.

Sin embargo, dice que la calidad del aire monitorizado indica que hay menos contaminación de la que había antes.

“Cuando comparamos lo que estamos viendo ahora incluso con lo de cinco años atrás, esos picos — las partes por millón que estamos viendo — son significativamente menores que los que veíamos hace cinco o diez años,” según Field.

A pesar de eso, los efectos para la salud pública no desaparecen. María ha estado expuesta al polvo durante décadas. Dice que el nieto de su vecino también tiene asma, y que su propia hija Liliana también tiene problemas respiratorios.

Los consejos directivos locales y estatales de recursos aéreos, así como los departamentos de salud pública saben que esto es un problema — especialmente entre las minorías y las comunidades de bajos ingresos.

“Reconocemos que hay ciertas áreas en nuestro condado — el área de Nipomo Mesa y partes del área de Oceano — donde la gente sufre más las consecuencias de los efectos dañinos de la contaminación aérea,” según Field.

Aunque la concentración de la polución aérea pueda ser la misma y afecta a todos los niveles económicos, las personas con bajos ingresos y la gente de color sufre desproporcionadamente efectos más nocivos para su salud debido a dicha contaminación.

The Nipomo Mesa is home to many agricultural fields, like this one, that employee outdoor workers.
The Nipomo Mesa is home to many agricultural fields, like this one, that employee outdoor workers.

Según la American Lung Association (Asociación Americana del Pulmón), el hecho de que el impacto sea desproporcionado dentro del país, en gran medida tiene que ver con aspectos como el rango de exposición, la susceptibilidad y el acceso a cuidados médicos.

“Sabemos que, a nivel nacional, en las comunidades de bajos ingresos — y particularmente las de personas de color — los índices de enfermedades respiratorias, particularmente asma, son más elevados” dijo la Dr. Penny Borenstein, funcionaria de San Luis Obispo County Public Health (Salud Pública del Condado de San Luis Obispo).

Según Borenstein, el Departamento de Salud Pública no tiene datos a nivel local que reflejen esa misma tendencia, pero son extrapolables. “Tendría sentido que no fuese diferente en nuestra comunidad — que viéramos un impacto mayor en esas subpoblaciones,” dijo Borenstein.

Muchos trabajadores agrícolas en Nipomo Mesa están al aire libre todo el día y respiran más contaminación aérea que alguien que trabaja desde una oficina o desde una casa con aire acondicionado. Pero para la gente que ya gana un salario bajo y que no dispone de días pagados por enfermedad, es más difícil sacrificar sus ingresos y volverse a casa.

Field, del APCD, dice que la agencia sabe que destinar fondos para purificar el aire dentro de sus casas es incluso hasta más complicado.

“Además de sufrir esa contaminación aérea mientras trabajan fuera todos los días, cuando llegan a casa sus sistemas de filtrado seguramente tampoco funcionan correctamente. Así que la calidad del aire en el interior también es mala,” dijo Fields.

Las barreras no acaban aquí. En el segundo artículo de esta serie conoceremos a Soledad, una de las amigas de María, que trabaja recolectando fruta en la Mesa. Oiremos sobre su experiencia trabajando en la agricultura y analizaremos los obstáculos que deben afrontar los trabajadores en la Mesa que hacen empeorar su exposición al aire de pobre calidad y les impide encontrar ayuda.

—Rachel Showalter escribió este artículo mientras participaba en el USC Annenberg Center for Health Journalism’s 2022 California Fellowship (Beca de California 2022 para el Centro Annenberg USC para Periodismo Sobre Salud), el cual proporcionó formación, tutoría y fondos para apoyar este proyecto.

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